I. ¿Por qué crear espacios de autonomía?
La autonomía, más allá de la idea de hacer las cosas solo, es la capacidad de no depender de otros.
Alimentará la curiosidad de nuestros hijos, su confianza en sí mismos y se traducirá gradualmente en el desarrollo de su capacidad para controlar sus emociones, aprender y colaborar con los demás.
Su desarrollo está íntimamente ligado al de las habilidades cognitivas superiores, que constituyen uno de los pilares biológicos del aprendizaje, fundamental para el desarrollo y éxito de nuestros niños como los adultos que serán.
Contribuyen a su capacidad:
- hacer preguntas, obtener información, movilizar sus conocimientos para tomar decisiones (sin someterse al grupo),
- anticipar sus acciones, detectar sus errores, desarrollar una estrategia,
- gestionar sus emociones, controlarse, concentrarse,
- hablar y dar su opinión.
Es importante promover su autonomía lo antes posible para que puedan aprovechar al máximo los períodos sensibles del desarrollo cerebral.
Estas ventanas de plasticidad cerebral muy fuerte maximizan su potencial de aprendizaje vinculado a determinadas habilidades específicas durante un período de tiempo relativamente corto.
Antes de los 6 años, hay muchos y, una vez cerrados, su adquisición requerirá un mayor esfuerzo por parte de nuestros niños, lo que, en consecuencia, corre el riesgo de desanimarlos de aprender.
Proporcionar un entorno físico y emocional que promueva la autonomía de nuestros niños pequeños es el primer paso para avanzar en una dirección que sea significativa para ellos, para las generaciones venideras, pero también para todos nosotros como sociedad.
II. Conceptos a considerar
Preparar el ambiente
Diseñado para adaptarse a nuestros hijos, permitiéndoles hacer las cosas por sí mismos, por iniciativa propia, el entorno juega un papel importante en el desarrollo de su autonomía.
Por lo tanto, los organizaremos de manera que no tengamos que restringir sus movimientos o impedirles realizar determinadas actividades.
Sus habilidades y destrezas.
Pero establecer estos “espacios del sí” también requiere que tengamos en cuenta varias cosas:
En primer lugar, sus capacidades físicas: les ofrecemos un contexto en el que objetos, actividades, soportes, muebles les sean fácilmente accesibles. En la medida de lo posible los disponemos a su altura, y cuando esto no es posible dejamos que se eleven hasta la altura de un adulto.
Luego su capacidad de aprendizaje y su nivel de desarrollo: adaptamos las actividades que les ofrecemos a su nivel de competencia, tanto para crear en ellos asombro y despertar su curiosidad como para asegurarnos de que no sean ni demasiado fáciles ni demasiado difíciles de realizar.
Su ritmo e intereses.
Los espacios adaptados a su ritmo nos permiten ofrecerles el contexto adecuado en el momento adecuado. Ayudan a crear rutinas, hábitos, que nos ahorrarán tiempo y harán el día a día más agradable para todos.
Gracias a las rutinas, nuestros hijos pasan con mayor facilidad de un momento a otro.
Adaptando también los espacios a sus intereses, les daremos la oportunidad de aprovechar cada momento al máximo, de disfrutarlo y aprender al máximo.
Para los momentos en los que estén solos, los espacios estarán diseñados para favorecer la concentración, el compartir, la creatividad, el movimiento, el descanso...
Cuando estamos juntos, estos espacios pueden ayudarnos a colaborar mejor y a ser más pacientes con ellos.
Lugares y su uso.
Ya sea en interiores o exteriores, todos los lugares tienen usos diferentes.
Algunos sirven para comer, cocinar, jugar solos o acompañados, prepararse para salir, lavarse, descansar, relajarse, concentrarse, tomar aire fresco, etc.
Algunas son compartidas por todos los miembros de la familia, otras por varios hijos, y otras son exclusivas de ellos.
Necesitamos ser creativos en el uso de cada espacio, especialmente las habitaciones más pequeñas, teniendo en cuenta que algunos espacios se utilizarán para compartir momentos, para colaborar, y otros serán lugares dedicados a momentos en los que nuestros hijos están solos y lo hacen solos. .
Cuando existan diferencias de edad entre niños que comparten espacios, los objetos y actividades que no sean adecuados para niños más pequeños deben ser accesibles únicamente a niños mayores.
Por último, para los más pequeños es importante asegurar determinadas estancias y elementos ambientales como ventanas, escaleras, enchufes o determinados armarios que contengan objetos o productos peligrosos.
Ordenar y enriquecer el entorno
Para comenzar nuestro redesarrollo, nos fijaremos en los objetos que nuestros hijos utilizan menos o que ya no utilizan, los que todavía les resultan demasiado difíciles de utilizar y sólo mantendremos en su entorno cotidiano los que utilizan mucho, es decir, los cuentos que les gustan. leer y los materiales y actividades que les interesan.
Luego, revisaremos los espacios periódicamente para optimizarlos, reorganizar ciertos objetos y crear rotaciones sustituyendo los menos utilizados por los que habíamos dejado de lado. Podemos intentar organizarlos en otro lugar o de otra manera para invitar a los niños a descubrirlos bajo una nueva luz. Si después de varias rotaciones ya no se utilizan, podemos regalarlas o reciclarlas, preferiblemente de acuerdo con nuestros hijos si tienen valor sentimental para ellos.
Finalmente, pensaremos en los espacios de tal manera que enriquezcamos su entorno: luego favoreceremos lo bello, lo natural, diversificaremos los materiales, las texturas, los colores, los tipos de actividades, para asegurar que estos espacios sean lo más agradables y atractivos que tienen una función educativa.
III. Cómo crear estos espacios
El día de nuestro niño se compone de muchos pequeños momentos. Son importantes para ellos porque todos contribuyen a su aprendizaje y desarrollo, pero también a nuestra vida familiar, la forma en que construimos nuestra vida diaria y nuestras relaciones juntos.
Disponiendo espacios, nuestro objetivo será facilitar la forma en que nuestros hijos viven estos momentos, invitarlos a descubrir cosas nuevas y establecer rutinas y rituales propios de nuestra familia.
Al ser cada hogar diferente, cada uno de estos espacios se dispondrá de manera diferente dependiendo de la arquitectura de nuestro interior, de nuestro entorno exterior y por supuesto de los habitantes de nuestra casa, jóvenes y mayores.
Los espacios están destinados a evolucionar a medida que nuestros niños crecen y tienen varios propósitos:
- Desarrollar su autonomía general,
- Fortalecer su confianza en sí mismos,
- Permítanos vivir mejor juntos.
Para crear espacios de autonomía para nuestros hijos, necesitamos adaptar determinados lugares para que sean adecuados para determinadas de sus actividades, dedicar determinados lugares a determinados momentos del día y revisar periódicamente cómo disponemos muebles, objetos, juegos, y accesorios para que nuestros niños contribuyan a su aprendizaje y desarrollo a medida que crecen.
1. Espacio de transición
Crear un espacio que sirva de transición entre el interior y el exterior nos permite avanzar más rápido en momentos en los que tenemos prisa evitando conflictos.
Para prepararnos para salir, nos aseguraremos de poner los muebles al servicio del aprendizaje autónomo de nuestros hijos.
Aprenden a ponerse los zapatos, abrigos y complementos como guantes, gorros, gorros, gafas de sol, que estarán a su disposición según la temporada, cuidando de guardar los que no les convienen. podría distraer su atención mientras se arregla haciéndoles querer ponerse guantes en verano o sandalias en invierno.
Cuando el tiempo apremia, tener todo en orden y una rutina establecida te permite acelerar el movimiento sin tener que estresar a tu hijo ni tener que subir el tono para que termine de prepararse rápidamente antes de la salida.
En el otro sentido, al entrar a casa, los niños a veces tienen la ropa sucia, mojada, llena de arena, barro y otras señales de su alegría por estar afuera.
Fuera, delante de la puerta o dentro, según el contexto y lo posible, pensaremos el espacio de forma que establezcamos hábitos cuando volvamos a casa: quitarles los complementos, la ropa mojada, quitarse los zapatos y ponerse sacarlos de su lugar o llamarlos a la puerta, a la terraza o al balcón, según las circunstancias, y ponerles las zapatillas y la muda.
Disposición del espacio
• Un guardarropa
Con un perchero o armario infantil equipado con perchas de su medida, los niños podrán coger ellos mismos los abrigos, ponérselos, quitárselos y aprender a colgarlos solos.
• Una caja o zapatero pequeño
De fácil acceso para sacar y guardar sus botas, zapatos y sandalias.
Es preferible rascarse durante los primeros años. Les permiten aprender a atarlos y desatarlos por sí solos, y así hacerlo cada vez más rápidamente hasta que empiezan a atarse los cordones de los zapatos.
• Un banco o silla pequeña
Sentarse y calzarse los zapatos, las zapatillas, ponerse los complementos, la ropa interior, esto nos permite ofrecerles un asiento a su altura.
• Una caja de accesorios de temporada
La caja de accesorios la podemos colocar debajo del banco o silla, debajo de los abrigos, sobre la caja de zapatos o cualquier otro lugar relevante para nuestros hijos.
2. Espacio de higiene
El espacio de higiene ayuda a contribuir al desarrollo de la autonomía y a establecer hábitos y rutinas:
- Lávate las manos al entrar en casa, antes de comer, después de comer, después de actividades al aire libre o después de manipular materiales sucios (plastilina, pintura, tierra, etc.), y aprovecha para aprender los gestos adecuados para crear una buena espuma. , limpiar entre los dedos, el dorso de la mano, etc.
- Cepillarse los dientes por la mañana después de comer y por la noche antes de acostarse. Dales un poco de tiempo para que empiecen solos, aunque lo hagan mal, y hazte cargo de completar su cepillado.
- Lávese usted mismo, utilizando guante, esponja, jabón y champú. Con mucha ayuda al principio, y poco a poco, dejando que ellos tomen el control total de este momento.
- Separar la ropa sucia para poder limpiarla después, y entender el concepto de higiene más allá de la de su cuerpo.
Disposición del espacio
• lavabo con espejo
Desde la altura de los niños, pueden verse cepillarse los dientes y prepararse. Alternativamente, se puede colocar un taburete para acceder al lavabo del baño.
• Productos de higiene cerca del fregadero.
Colocados en un lugar accesible cerca del fregadero, nuestros niños pueden coger fácilmente su cepillo de dientes, su pasta de dientes, su cepillo para el pelo y un trozo de jabón (lo suficientemente pequeño como para poder manipularlo sin dificultad).
• Cesto de ropa sucia
El cesto de ropa sucia ayuda a los niños a aprender la higiene del hogar, hacerse cargo de sus propias cosas y ayudar con las tareas del hogar.
• Un gancho o barra para colgar sus toallas.
Se pueden instalar en la puerta del baño o en la pared, a la altura del niño para que pueda colgar sus toallas de baño o toallas de mano y encontrarlas secas después.
• Un lugar para secarse y cambiarse.
Al preparar un rincón en el baño a la hora de lavarse, damos a nuestros hijos espacio para secarse y cambiarse estando solos. Puedes colocar una silla pequeña o un taburete al lado para que les resulte más fácil secarse y ponerse la ropa.
• Productos de higiene en la ducha o el baño.
Ya sea directamente en el suelo, sobre un pequeño plato de ducha o incluso en el borde de la bañera, coloque pequeñas botellas, adaptadas al tamaño de sus manos, que llene con jabón y champú, evitando derramar demasiado. desde el principio, mientras nuestros niños se acostumbran a servir las cantidades adecuadas.
Área de tratamiento
El espacio de cuidado es el lugar donde los niños aprenden a vestirse y elegir su propia ropa. Al principio necesitan toda nuestra atención y ayuda en cada paso, de lo contrario su creatividad desbordante les haría llevar pantalones cortos en pleno invierno y jerseys a la sombra a 40°.
La distribución de este espacio dependerá de nuestro interior, del espacio disponible, pero la idea será eliminar la mayor cantidad de barreras posibles ligadas a la forma de guardar sus pertenencias para que puedan encontrarlas fácilmente, pero también barreras relacionadas con su altura. y equilibrio poniéndoles la ropa a su altura y dándoles la oportunidad de observarse mientras se cambian.
Disposición del espacio
• Almacenamiento para su ropa.
Un armario infantil con perchas adecuadas les permitirá aprender a colgar jerséis, camisetas, chaquetas, abrigos, etc. También podemos dedicarles los cajones inferiores de una cómoda o armario para esta ropa así como para sus pantalones, pijamas y ropa interior. Para optimizar su concentración en este espacio y simplificar estos momentos, es preferible usar únicamente ropa de temporada.
• Un espejo
El espejo debe ser lo suficientemente grande para que puedan verse completamente e, idealmente, estará equipado con una barra de apoyo a la altura de un niño pequeño para que también los más pequeños, que aún no se mantienen bien en pie, puedan utilizarlo. levantarse y mantenerse de pie, para observarse primero a sí mismos y luego empezar a aprender a vestirse observando lo que hacen.
Espacio de cocina
La cocina puede ser uno de los lugares más estimulantes para los niños. Aprenden a preparar la comida, a poner la mesa, enriquecen su vocabulario, aprenden gestos de higiene, manipulan alimentos, objetos frágiles, utensilios punzantes, etc.
La cocina también es un lugar que contribuye a su desarrollo motriz, en particular a su motricidad fina, a sus habilidades sociales y a sus sentidos gracias al descubrimiento de texturas, olores, colores, formas e incluso ciertos sonidos que solo escuchamos en la cocina.
Practican el manejo de objetos de diversos tamaños, la decantación, la responsabilidad de determinados pasos en la preparación de recetas y el hábito de limpiar después de cocinar.
Disposición del espacio
• Una torre de aprendizaje
Tanto para observar lo que hacen los adultos como para hacerlo ellos mismos, inicialmente supervisados y luego de forma independiente, la torre es un apoyo imprescindible para los niños en la cocina. Si no tiene una torre disponible, un taburete lo suficientemente alto como para acceder a la superficie de trabajo y al fregadero, preferiblemente no demasiado estrecho, puede reemplazarlo.
• utensilios de cocina
Ciertos utensilios adaptados a las manos de nuestros hijos les ofrecen la oportunidad de aprender a dominar determinadas etapas de la preparación de los alimentos como el batidor, la espátula, el cucharón, pero también aquellos que utilizamos nosotros mismos como la báscula, las cucharas medidoras o las muy populares. centrifugadora de ensalada.
• Equipos de mantenimiento
Aprender a participar en la cocina significa también aprender a limpiar: frutas y verduras, cubiertos, platos o el suelo después de una preparación agitada. Podemos proporcionarles en un rincón accesible cerca del fregadero media esponja y un atomizador lleno de agua. También podemos poner accesorios en un rincón de la habitación como una pequeña fregona y una pequeña escoba, o incluso ciertos objetos dedicados a otro tipo de mantenimiento como una regadera destinada al cuidado de las plantas de la casa.
Comedor
Las comidas son una oportunidad para compartir un momento agradable en familia, saborear con orgullo los platos que hemos preparado juntos, aprender a comer con cubiertos, descubrir olores y sabores.
Las comidas deben ser una oportunidad para aprender, para ganar autonomía. Ayudar a poner la mesa, sentarse, aprender a usar los cubiertos, servirse una bebida, limpiarse las manos y la cara e incluso, eventualmente, recoger la mesa.
Permitimos que nuestros niños aprendan con objetos reales, dejándoles manipular vasos de cristal y cubiertos de metal, adaptados a sus manitas para que ganen confianza y practiquen con mimo y atención.
Disposición del espacio para las comidas.
• trona independiente
Para la sillita de nuestros hijos optaremos por una silla en la que puedan sentarse solos, para desarrollar su autonomía, e idealmente sin cinturón para no restringir sus movimientos.
• Manteles individuales y jarra.
La jarra que elegimos es de tamaño pequeño, apta para las manos de los niños, y que también puede utilizarse para sus actividades de traslado. Tenemos cuidado de no llenarlo demasiado para que puedan servirse llevando el asa en una mano y utilizar la otra para sujetar su vaso.
El juego protege el mantel pero también puede servir como guía a la hora de poner la mesa. Podremos decorarlo en los lugares adecuados con formas de cuchillo, tenedor, cuchara, plato y vaso (dibujados o bordados, según el material) o comprarlos ya decorados.
• Soportes para poner la mesa
Para que puedan participar antes de sentarse a la mesa, podemos dedicar un rincón de la alacena, una estantería o un cajón a su altura que contenga cubiertos, platos, vasos, servilletas, etc. Podemos asignarles un papel en el proceso con la responsabilidad de poner los cubiertos y salvamanteles en cada comida, por ejemplo.
Un taburete les ayudará a acceder fácilmente a la mesa, agarrar objetos de la superficie de trabajo o muebles que sean demasiado altos para ellos.
Disposición del espacio para snacks.
• Una silla pequeña y una mesa pequeña.
A la hora de la merienda podemos designar un lugar donde puedan sentarse a comer solos, compuesto por una pequeña silla y una pequeña mesa. Pueden colocar sus propios snacks, cubiertos y platos si es necesario y luego recogerlos ellos mismos cuando hayan terminado.
• Contenedores adecuados
Para sus meriendas, puedes colocar sus cupcakes, galletas o fruta en cajas de fácil apertura, y sus compotas o yogures en tarritos con tapa que ellos mismos pueden enroscar y desenroscar. Preferimos contenedores pequeños que puedan transportar y manipular fácilmente por sí solos.
Espacio de concentración
En el espacio de concentración, el niño se centrará en su trabajo, ya sean actividades divertidas destinadas explícitamente a desarrollar sus capacidades cognitivas, o actividades creativas, artísticas o artesanales.
Dependiendo de las edades y contextos, los niños encontrarán en este espacio láminas, cuadernos, bolígrafos, rotuladores, pinceles, pintura, plastilina y otros materiales. Estos diferentes elementos irán rotando y evolucionando a medida que los niños desarrollen sus habilidades, para poder adaptarse a su progreso.
Los dispondremos de tal forma que les invitemos a utilizarlos por iniciativa propia, y los colocaremos cuidando que nuestros hijos puedan distinguir fácilmente cada objeto presente. También favoreceremos los productos de calidad, incluso si eso significa ofrecer menos.
El ambiente será tranquilo y lo más refinado posible para favorecer la concentración y evitar distracciones.
Disposición del espacio
• Un estante para actividades.
Para las actividades de concentración, el desarrollo de sus habilidades cognitivas y la expresión de su creatividad, podemos favorecer una estantería de 2 o 3 niveles, a la altura del niño, o reservar un rincón de un armario o estantería. Nos encargaremos de disponer cada uno de ellos de forma claramente visible y diferenciada, evitando saturar el espacio, lo que permite a nuestros hijos agarrar fácilmente los objetos y guardarlos de forma independiente.
• Una mesa pequeña y una silla pequeña.
Para organizar sus actividades y ocuparse, preferimos un soporte y un asiento adaptado a su tamaño. Esto les permite elegir y organizar sus actividades de forma totalmente independiente, sin nuestra intervención, y aprender a ordenarlas. Dependiendo del espacio y del mobiliario disponible, también pueden utilizar, por ejemplo, una mesa de centro en el salón y sentarse en un taburete, un banco o un taburete de su tamaño.
• Contenedores destinados a diferentes usos
Los equipos se almacenan en un lugar determinado y de forma que sean de fácil acceso, incluidos los materiales necesarios para determinadas actividades que se dividirán en contenedores. Para el papel de dibujo, puedes utilizar blocs de papel o guardar el papel suelto en bandejas, y puedes utilizar botes o estuches para guardar lápices, pinceles, marcadores, etc. También podemos utilizar cajas en las que guardar su plastilina, tijeras, pegamento, cinta adhesiva u otros complementos de artes plásticas.
• Darle un lugar a los productos usados
Para facilitar el almacenamiento, puedes preparar lugares para poner a secar tus obras, reciclar o almacenar materiales no utilizados. También podemos designar un espacio de almacenamiento para las obras (un cajón o una caja) o una galería para sus creaciones (en la nevera o enmarcadas en las paredes). Los que no se conservan se pueden fotografiar para guardar un recuerdo y luego utilizarlos para envolver regalos, por ejemplo.
zona de juego libre
El juego libre contribuye al desarrollo de los niños fomentando su creatividad, su socialización y el desarrollo de sus habilidades sociales.
Ciertos muebles, juguetes y accesorios facilitan el juego libre y contribuyen al juego imaginativo y de simulación de los niños.
Los juegos de imitación son una forma de aprender códigos y roles sociales reproduciendo situaciones con las que se encuentran en el día a día.
Los juegos de imaginación demuestran su increíble creatividad y su capacidad para crear sus propios mundos, sus propios juegos.
Así, cocinarán además de comprar o limpiar, solos o para sus familiares, para sus amigos o incluso para sus peluches, muñecas y otras figuritas. Construirán casas y torres, y se turnarán para convertirse en verdulero, caballero, médico, cocinero o superhéroe.
Podemos dedicar determinadas ubicaciones o muebles enteros a guardar sus distintos juegos y accesorios, y colocarlos estratégicamente para que sean fáciles de alcanzar y almacenar, optimizando el espacio del que disponemos.
Disposición del espacio
• Estantes
En el espacio libre de juego se pueden instalar muebles específicos, como estanterías a su altura, con pequeñas cajas o papeleras de almacenamiento integradas. También podemos reservar cajones o estanterías en el fondo de nuestras cómodas o armarios. Podemos dividir sus objetos por tipo de juego y actividad.
• Juegos, juguetes y accesorios adecuados.
Ciertos juegos y accesorios son excelentes soportes para el juego libre y se adaptan más o menos bien a nuestros hijos en función de su edad e intereses. Así, cocinas, juegos de construcción, disfraces, casas de muñecas son, entre muchos otros, objetos que podemos introducir según las etapas de desarrollo de nuestros hijos.
Espacio de habilidades motoras
Cualquiera que sea el momento o el contexto, y cualesquiera que sean las posibles advertencias, los niños necesitan moverse, saltar, correr, trepar. No siempre es fácil para ellos, ni para nosotros, sobre todo cuando nuestro interior no es el adecuado, y más aún cuando vivimos en un apartamento.
Sin embargo, el movimiento es fundamental para su desarrollo muscular así como para el de su equilibrio, su propiocepción e incluso su bienestar psicológico.
Para dedicar uno o más espacios a su motricidad libre es necesario liberar espacio y garantizar su seguridad en caso de caída. También debemos asegurarnos de que el espacio y el equipo que ponemos a su disposición satisfagan una gama bastante amplia de sus necesidades.
En cuanto a los lugares que elegiremos, podrán ser en diferentes estancias dependiendo de la distribución de nuestro interior, pero también al aire libre.
Algunos de los objetos que les ofreceremos para fomentar su motricidad encontrarán usos inesperados, transformados por nuestros hijos para apoyar sus juegos de imitación e imaginación.
Disposición del espacio
• una alfombra
De tela o de espuma, la colchoneta es el lugar de despertar de los más pequeños, un soporte confortable para sus primeros momentos de despertar, de descubrimiento de sus sentidos, sus primeros momentos tumbados boca abajo y luego a cuatro patas. Posteriormente, él es su protección cuando pierden el equilibrio y ponen a prueba sus límites.
• Un curso de motricidad
Como les gusta crear recorridos y recorrerlos una y otra vez, el curso de motricidad es imprescindible. Podemos ofrecer a nuestros hijos un recorrido diseñado para ello, enriquecerlo con objetos adecuados o darles elementos que les permitan crear el suyo propio. Por lo tanto, un colchón pequeño, cojines o una otomana pueden ser suficientes.
• Soportes de escalada
Escalar es uno de los instintos naturales de los niños. Desde que aprenden a sentarse, se suben a sillas, sofás, piden subir y bajar escaleras o camas. Para satisfacer esta necesidad de escalada, el triángulo de Pikler ofrecerá pendientes relativamente suaves, que podrán ajustarse a medida que avancen.
Y para los más hábiles, podréis pasar al muro sueco o al rocódromo para seguir desafiando la gravedad y aprender a controlar mejor vuestro cuerpo.
• juegos de equilibrio
Tablas, barras y arcos de equilibrio, toboganes y columpios de interior son objetos que desafían y desarrollan su propiocepción, su sentido del equilibrio y permiten a los niños descubrir las sensaciones únicas que acompañan los movimientos de balanceo y deslizamiento.
• Un rincón afuera
Numerosos juegos al aire libre favorecen la motricidad libre: el columpio, los discos de gimnasia, la imprescindible bicicleta de equilibrio que permite aprender fácil y rápidamente a andar en bicicleta. Los juegos al aire libre te permiten hacer ejercicio, aprender a jugar solo y ganar independencia. Un espacio así es ideal si tenemos jardín, en caso contrario intentaremos buscar parques públicos o rincones de naturaleza que faciliten la motricidad de nuestros hijos.
Salón
Este espacio lo utilizaremos para momentos de calma, descanso, para juntarnos un poco solos o juntos para leer, contar historias o sobre nuestro día.
Nos aseguraremos de que este espacio sea lo más cómodo posible para los niños, pero también para nosotros si desean invitarnos allí o porque este espacio es compartido entre miembros de la familia.
Allí guardaremos sus libros, cuyo número limitaremos y que iremos rotando, quedándonos con los que más gusten a nuestros hijos.
Para los momentos de tranquilidad podemos habilitar un rincón con elementos decorativos y mobiliario específico, o bien hacer uso de lo que ya tenemos disponible como nuestros sofás, sillones o alfombras, adaptando ligeramente el ambiente a nuestros hijos.
Disposición del espacio
• Una biblioteca o caja de libros.
Lo ideal para darles acceso a sus libros es colocarlos a su altura, ya sea en una pequeña caja dispuesta verticalmente, bien en una estantería habilitada para ello o en un lugar específico sobre uno de nuestros muebles (como un mueble bajo). estante), colocado mirando hacia adelante para que los niños puedan ver claramente sus cubiertas y reconocerlas fácilmente.
• Un soporte para sentarse cómodamente
Puedes crear un rincón tranquilo instalando un dosel, una tienda de campaña o un tipi. También puedes optar por una silla pequeña, un banco pequeño, una otomana o una alfombra cómoda como una alfombra de motricidad, o incluso crear un fondo de armario o armario abierto. Lo ideal es que instalemos estos soportes cerca de una ventana para leer con luz natural y llenaremos este espacio con cojines para hacerlo más confortable y crear un ambiente cálido.
Espacio para dormir
Es sin duda uno de los espacios más importantes, ya que el sueño juega un papel determinante en el desarrollo de los niños. Es esencial para la plasticidad de su cerebro y para darles la energía necesaria para vivir, descubrir y aprender.
La hora de acostarse y levantarse son hitos en sus rutinas y vectores de su independencia. Se subirá y bajará solo de su cama, poco a poco, para luego utilizarla en sus juegos o incluso como apoyo en sus momentos de motricidad libre.
Como todos los espacios, el espacio para dormir debe corresponder a las necesidades de nuestros hijos, así como a nuestro hogar, a nuestra cultura familiar, pero también a las restricciones de la arquitectura de nuestro interior y al tipo de pañal que elegimos para ellos.
Disposición del espacio
• Una cama cerca del suelo.
En la filosofía de María Montessori, la cama se integra en el entorno, está completamente abierta al resto de la habitación y de fácil acceso, para facilitar la independencia, incluso de los más pequeños. Para ello, la cama está lo más cerca posible del suelo. El pañal podría ser un simple colchón o una cama con somier en la que el niño pueda trepar fácilmente o de la que pueda salir solo fácilmente.
• Un área de preparación para la hora de dormir.
Podemos montar un ritual y dedicar un rincón a prepararnos para ir a dormir. Podría ser un rincón designado en el dormitorio, con una otomana o algunos cojines, por ejemplo, así como un espacio existente, como su espacio tranquilo. Podemos sentarnos con ellos a leer, hablar sobre el día o cuentos y relajarnos para poder dormir más fácilmente después.
Espacio de naturaleza
Es fundamental que los niños pasen tiempo al aire libre, dándoles la posibilidad de pasear libremente en un rincón verde, descubrir la naturaleza y el simple placer de encontrarse en un lugar donde sentarse, tumbarse, observar las plantas. , los animales, el cielo.
Si tenemos un jardín, nos será más fácil crear un espacio que les permita moverse, ejercitarse y desarrollar su motricidad, aprender haciendo, a través de actividades al aire libre. Cuando no tenemos jardín, podemos crear rincones en nuestros balcones o terrazas y recurrir a las plazas o parques públicos más cercanos a nosotros.
Para darles la oportunidad de descubrir el aire libre, también podemos reservar tiempo para pasear con ellos por el bosque, la montaña, el mar o el río, dependiendo de las posibilidades que nos ofrece la naturaleza que nos rodea y el tiempo del que disponemos. .
Disposición del espacio
• un jardin
En el suelo, en contenedores o en macetas, podemos ofrecer a los niños la oportunidad de cuidar un huerto, un huerto, que los niños cuidarán ellos mismos. Para el equipamiento de jardinería, puedes empezar con un cubo pequeño, un rastrillo, una carretilla, una jardinera y una paleta adaptada a su tamaño.
• tierra y arena
Para que jueguen con las texturas, aprendan cómo se comportan y transforman los elementos, podemos montar un arenero o un rincón de tierra para que puedan cavar, mezclar la tierra con agua para jugar con barro, recoger grava, piedras y trozos de madera para agréguelos a su mezcla o dibuje formas.
• agua
En su espacio natural, un punto de agua puede resultar tan útil para trasladar juegos como para lavarse las manos, remojar sus juguetes, limpiar sus complementos de jardinería o incluso ayudar a lavar el mobiliario de exterior.
• Un contenedor de tesoros
Cuando están fuera, nuestros niños observan y recogen tesoros: trozos de madera, piedras, hojas muertas, frutos secos, flores, piñas, etc. Para recoger sus tesoros podemos proporcionarles una cesta, o cualquier otro recipiente fácil de transportar en el que pueda ver fácilmente lo que ha ido recogiendo por el camino.
• un refugio
Para reunirse con ellos mismos, jugar solos o con otros niños, podemos montarles una pequeña cabaña en el exterior. Podría construirse, por ejemplo, con ramas de sauce, tablones, palés e incluso podría constituir un conjunto compuesto por tobogán, columpio y escalera. Alternativamente, también puedes optar por otro tipo de refugio, como un tipi, por ejemplo.
Conclusión
No nos presionemos, nunca conseguiremos el ambiente perfecto, ¡simplemente no existe!
Pero proporcionar el mejor entorno posible para nuestros hijos con el tiempo, los recursos materiales y la energía que tenemos ya es enorme.
Montar este tipo de espacios requiere mucho esfuerzo por nuestra parte pero paradójicamente ayuda a reducir nuestra carga mental, al mismo tiempo que favorece el desarrollo de nuestros hijos y fortalece nuestra relación con ellos. ¿Qué podría ser más esencial?
©2021
Escrito por Enguerrán Merinis,
Cofundador de LOOVE.